LEONIDAS MORALES: LA POESÍA DE NICANOR PARRA.

 

por Ignacio Valente

 

Leonidas Morales, profesor de la Universidad Austral, escribe un extenso y variado ensayo sobre la poesía de Parra (Editorial Andrés Bello), seguido de unas Conversaciones donde dialoga con el poeta sobre la vida y la muerte. El ensayo no tiene un carácter sistemático: combina con agilidad -quizá también con algo de desorden- perspectivas biográficas estilísticas temáticas histórico-sociales. El resultado de conjunto es una excelente introducción a la lectura de Parra, con alguna salvedad que diré.

El método biográfico -que Morales centra en la imagen del padre- ilumina ciertas relaciones entre este personaje chillanejo, profesor primario, músico y juglar, ancestro del pródigo ramaje parriano, y el conflictivo humor de grueso calibre que define a la antipoesía del hijo. Esta proyección del medio y de la infancia sobre el texto poético, aquí y en otros momentos del ensayo tiene el valor complementario pero también el límite de todo análisis biográfico: facilita demasiado las cosas, y llega a evidencias aparentes, que después resultan superfluas o dudosas, porque de la biografía al poema hay un salto cualitativo. La comprensión intrínseca de la poesía de Parra no gana con saber de dónde viene esto y aquello, si la madre, si el Liceo... Con todo, la incursión biográfica tiene un alto interés en sí misma, y más aún cuando el propio poeta –en las "Conversaciones" anexas- recuerda su pasado. Entonces nos parece estar leyendo, a ratos, un germen de novela o unas espontáneas memorias llenas de vida, de frescura, de humor picaresco y de penetración humana. El problema aparece cuando se quieren establecer equivalencias, o extraer de la vida ciertas claves de interpretación para la poesía misma. Toda gran poesía se esclarece sólo a partir de su propia evidencia como texto.

Morales no es ajeno a esta visión, pues cuando se enfrenta al antipoema en sí, sobre todo en la perspectiva histórica y formal, nos brinda el mejor análisis que hayamos leído sobre las evoluciones poéticas de Parra, sobre sus etapas, influencias, aspiraciones sucesivas. La huella de García Lorca en Cancionero sin nombre, el impacto de Walt Whitman en los poemas de transición. y el hallazgo de la propia identidad poética -catalizado por Kafka y por la poesía inglesa- en los Poemas y antipoemas representan un proceso explorado con singular inteligencia por el ensayista. A partir de este momento se despliegan las grandes intenciones de la antipoesía: crítica de la realidad, crítica del lenguaje "poético", superación de toda poesía fundada en la "ilusión estética". El antipoema cumple esta corrosiva función a través de su estructura narrativa: es una poesía con personajes, siempre antiheroicos: se acerca a la sintaxis de la prosa, y asimila los poderes directos del lenguaje hablado. A lo largo de este análisis, Morales se revela como un critico de buena preparación teórica y de penetrante comprensión concreta de la poesía.

De su análisis temático, también abundante en aciertos, objetaré el dudoso empleo del elemento "símbolo" sobre una poesía que parece rechazarlo. "El simbolismo" de tal o cual cosa, "las tías viejas son todo un símbolo de la sociedad burguesa" y otras afirmaciones semejantes se deslizan por la equívoca pendiente de la interpretación metafórica y simbólica, a propósito de una poesía que excluye tales desdoblamientos de significado. En este punto el análisis temático se aleja demasiado del estilístico, añadiendo desde fuera al poema ciertas connotaciones que no le pertenecen.

Este equívoco deriva hacia una interpretación exclusivamente "social" de la Antipoesía. Tales y cuales poemas nihilistas se miran como "un modelo simbólico de la realidad social en que vivimos" (el subrayado es mío). Se ve entonces en Parra al crítico de la "sociedad y de la "cultura", de "las condiciones históricas actuales", como si fuera sólo eso lo que el poeta critica, dejando a salvo una verdad social o un proyecto histórico futuro exento de crítica, por comparación con el cual se encontraría negativo el presente de la sociedad burguesa. Esta versión de Parra como reformador social lo convertiría en un optimista que se enfrenta a un mal localizado y transitorio, en nombre de una "opción por el día de mañana''. Creo que esto es leer a Parra desde supuestos no parrianos. El problema del mal en la antipoesía no es exclusivamente social y cultural: es un problema existencial con derivaciones totales, últimas, y por eso mismo religiosas. No hay en Parra la distinción entre un mal histórico presente y otras condiciones históricas futuras de libertad y plenitud. Esta idea puede tenerla Morales y también Benedetti, para quien Parra es un optimista que "ha colocado todo el capital de sus esperanzas en una empresa", presumiblemente la revolución, desde la cual desenmascara a la sociedad presente. Nada de esto es explicable a partir de la propia antipoesía.

Desde su punto de vista, Morales cuestiona mi interpretación ''religiosa" de Parra, donde yo aliento que Parra ha poetizado el "horizonte bíblico" del hombre caído, Morales prefiere hablar sólo de un "horizonte histórico" pues "los paralelos místicos son incapaces de dar cuenta de los problemas tan terrenales e inmediatos de la antipoesía". A esto respondería yo que el "horizonte histórico" del siglo XX es, se lo quiera o no, justamente un "horizonte bíblico'': nuestro sentido de la historia viene del Génesis, de San Pablo a San Agustín: aun el sentido marxista de la historia es trasposición secularizada de categorías bíblicas. Estas categorías por otra parte, son harto "terrenales" e "inmediatas" porque responden al problema del dolor, de la angustia, de la muerte, del sentido o sinsentido de la existencia que es el verdadero problema de la antipoesía, más allá de cuestionamientos locales, de capitalismos o de burguesías. El antipoema no proyecta ningún paraíso histórico sino que se debate en agonía frente a un paraíso clausurado y a finas interrogantes últimas sobre si "somos hijos del sol o de la tierra'', por eso mismo me parece problemático el concepto de "cosmovisión" que Morales atribuye a la poesía de Parra. En esta poesía no hay cosmovisión sino más bien la crisis de toda cosmovisión que afecta al hombre contemporáneo

Pero más allá de estas diferencias -las que van de una lectura ideológica a una lectura religiosa de Parra, que en sí mismo no es ni un ideólogo ni un creyente-, debo afirmar la intrínseca calidad y penetración del ensayo de Leonidas Morales, el más completo que se haya publicado hasta la fecha y, desde ahora, elemento clave en la bibliografía sobre Parra. Incluso en aquellos puntos donde no concuerdo con Morales me complace señalar la inteligencia analítica del autor, figura brillante en una generación de nuevos críticos que han superado la improvisación del viejo "comentarismo" en nuestra vida literaria.

 

 

SISIB y Facultad de Filosofía y Humanidades - Universidad de Chile